Noviembre 22, 2024
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La Cuarta Palabra - Palabra de Desesperación

 
 

Josué Mora Peña

A esta palabra algunos le llaman la "Palabra de Desesperación". ¡Y con mucha razón! Es la única vez que Cristo le llama a su Padre, "Dios". El sol se había negado a dar su esplendor, reinaban las tinieblas (v.45). Dios ocultó Su rostro de su propio Hijo. ¡Y por qué no! Ante los ojos de Dios, Cristo era un pecador, un reo que merecía morir, estaba pagando por los pecados de todo el mundo, incluyendo los tuyos y los míos. "Porque paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro", dice Romanos, 6.23 y  II Corintios 5:21.dice, "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él".

Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador. Dios es santidad (Apocalipsis 4:8). El no tolera el pecado en ninguna de sus formas. Desde que el pecado hizo acto de presencia ante Dios, ha habido una guerra sin tregua entre el bien y en mal. Isaías narra la historia de una manera muy interesante de cómo el pecado entró en Lucifer, el ángel más bello que Dios había creado y cómo Dios lo arrojó del cielo cuando se rebeló en contra de El. Lea esta historia en Isaías capítulo 14, versículos 12 al 15. La lucha no es tanto en contra de la persona sino en contra del pecado que mora en la persona. Pablo lo dice claramente en Primera de Corintios 6:15-16: "¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: los dos serán una sola carne".

En esta palabra de desesperación, Cristo siente el abandono de Su Padre. No hay manera de describir lo que El sintió al verse abandonado de su propio Padre. Cristo estaba clamando a un padre amoroso y al único Dios verdadero. Dios es justo reclama justicia ante el pecado del mundo. La justicia divina tenia que ser saldada, Y el único capaz de satisfacer la justicia, era Cristo, el Cordero de Dios, "...He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", dijo Juan el Bautista en Juan 1:29b. Por eso Cristo no le llama Padre a Dios. Está frente al Juez divino quien lo está enjuiciando por los pecados del mundo, incluyendo los tuyos y nos y los míos.

Era el clímax del sufrimiento para Cristo. Primero, estaba el sufrimiento moral al morir como cualquier reo de muerte. Crucificado en medio de dos ladrones, dignos de muerte, frente a una chusma que, algunos de ellos se gozaban ante la presencia la crucifixión del reo de muerte. ¿Que pensarían sus discípulos, sus medio-hermanos, su misma madre? En segundo lugar, estaba el sufrimiento físico, la crucifixión era la peor de las muertes (los romanos no crucificaban a ninguna persona que fuera ciudadana romana). Ya en otro sermón explicamos el sufrimiento físico por el que pasaba be crucificado. En tercer lugar, en el caso de Cristo, estaba el sufrimiento espiritual, porque moría como cualquier vil pecador. No por nada exclamó a grito abierto, "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?".

Su muerte en la cruz fue el cumplimiento de la profecía de Isaías 63:3, "He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos y manché todas mis ropas." Este grito de angustia y desesperación, al verse solo en el mundo, abandonado, algunos creen que será parte del sufrimiento eterno que experimentarán los que terminen en dicho lugar.

Quiera Dios que nosotros nunca tengamos que experimentar ese grito de angustia que Cristo pronunció estando pendiente de la Cruz del Calvario.

josue.mora@iglesiabautista.org

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Pasaje

Mateo 27:46

Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

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