Josué Mora PeñaEl pueblo de Israel esperó 400 años por el Mesías prometido. 400 años es mucho esperar, especialmente para aquellos que son muy impacientes. Pero llegó el momento en que Cristo nació, nació en el tiempo apropiado, ni un segundo antes ni después. Dios tiene un tiempo para todo. Su tiempo es muy apropiado. Él nunca se equivoca.
Para nosotros que vivimos unos cuantos años y morimos, nos desesperamos. Para Dios, que un día es como 1,000 años y 1,000 años como un día (2da de Pedro 3:8), cuatro siglos no es nada para Él, es menos de un medio día. Alguien le preguntó a Dios cuánto era el equivalente de 1 millón de dólares para Él. Dios contestó, como un centavo. Después le preguntó cuánto eran mil años para Él. Dios contestó, como un día. Entonces el hombre le pidió a Dios un centavo (un millón de dólares). Dios le contestó, mañana te los doy (o sea dentro de mil años).
Cristo nació de una virgen. Su nombre era María. Lucas 1 habla de la anunciación, el capítulo dos, habla de su nacimiento, un nacimiento virginal. El nacimiento virginal de Cristo es un punto teológico clave en el cristianismo. Si Cristo no nació de una virgen, vana es nuestra fe. Todo el cristianismo se viene por tierra si Cristo nació como cualquiera otra persona. Cristo nació del Espíritu Santo. El nombre Jesús de Lucas 2:21 quiere decir “Salvador”, (vea también Mateo 1:21). El nombre Cristo quiere decir “Ungido” (Mateo 1:16). Cristo es la forma griega de la palabra hebrea Mesías. Es el nombre oficial de nuestro Señor; así como Jesús es su nombre humano.
El Mesías nació por medio del Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Trinidad. Juan 1:14 dice que “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Algunos estudiantes de la Biblia dicen que Cristo, por haber nacido del Espíritu Santo no podía pecar. Otros aseguran que sí, respaldados por el hecho de que Cristo fue tentado en todo, pero sin pecar, según dice Hebreos 4:15. (Vea también Filipenses 2:8).
Los 400 años de espera del pueblo de Israel empezaron con el último libro del Antiguo Testamento, Malaquías, y terminaron con el nacimiento de Cristo. Por todo ese tiempo no hubo voz de profeta, ni sueños, ni revelaciones ni voz de Dios. Sin embargo, el pueblo escogido de Dios esperó hasta el momento en que Él se manifestaría a ellos por medio de su Hijo Unigénito, Cristo Jesús.
La Biblia no dice nada que Cristo haya nacido en el mes de diciembre. Hoy día lo celebramos el 25. Esta fecha apareció primero en el siglo cuarto, en la Iglesia Occidental. La Iglesia del Oriente lo celebra el 6 de enero. De acuerdo con el comentarista Henry H. Halley, “Cuando Cristo nació, se usaba el calendario del Imperio Romano desde su fundación. Cuando el cristianismo llegó a ser la religión universal en lo que había sido el mundo romano, un monje de nombre Dionisio el Exiguo, a petición del emperador Justiniano hizo un calendario en el año 526 d. de J.C. empezando con el nacimiento de Cristo, para remplazar el calendario romano. Mucho después que el calendario cristiano había reemplazado el calendario romano, se descubrió que Dionisio se había equivocado al poner el nacimiento de Cristo en el año 753, cuando se fundó Roma. La fecha correcta debió haber sido 749 o aún uno o dos años antes” (página 492, en la versión de inglés). Así que, no estamos fuera de orden al decir que Cristo nació 4, o más años, antes de Cristo.
El pueblo cristiano también espera la venida de Cristo, el momento en que seremos arrebatados, según dice en Primera de Tesalonicenses 4:17, “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos (los salvos que acaban de resucitar de entre los muertos, verso 16) seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. El tiempo está cumpliéndose ya. Cristo viene. ¿Estas listo para irte con Él?
En esta Navidad los niños esperaban juguetes, dulces y muchos los recibieron. El comerciante esperaba que sus ventas sobrepasasen a las del año pasado. Las familias y amistades se reunieron. Muchas iglesias celebraron su programa de Navidad. Todos esperamos algo durante el tiempo de Navidad. Aun el no creyente espera festejar la Navidad de una manera que ofende a Dios.
También esperamos que el próximo año sea mejor que éste, mejor en todos sentidos, especialmente espiritualmente. Debemos anhelar asemejarnos a Cristo más y más cada día. Hoy es el tiempo aceptable dice la Biblia; hoy es el día de salvación (2da de Corintios 6:2); tiempo de acercarnos más a El. El problema del ser humano es que no sabemos esperar. Estamos como aquél que le pedía a Dios paciencia y le decía: Dame paciencia, pero dámela hoy mismo. Isaías 40:31 dice, “pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” Esperar quiere decir persistir, insistir una y otra vez hasta que Dios conteste nuestro ruego. Hechos 1.14 dice que los discípulos perseveran en la oración y ruego y con María, la made de Jesús y con sus hermanos. A propósito, esta es la última mención que la Biblia hace de María, madre de Jesús.
El año nuevo se acerca, espera en Jehová y Él te concederá las peticiones de tu corazón.
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