El Cristiano Y El Mundo

Introducción:

La palabra "mundo" (kosmos) cuando se comenzó a usar entre los griegos tenía el significado de belleza y el orden del universo, pero con el tiempo adquirió nuevos significados. En el Evangelio de San Juan la palabra "mundo" generalmente significa la sociedad organizada bajo un principio de rebelión y hostilidad contra todo lo que pertenece al Dios vivo y verdadero que se hizo presente en la persona del Señor Jesucristo. Cuando el Señor Jesucristo menciona la palabra mundo, se está refiriendo a los incrédulos que rechazan la gracia de Dios que busca la restauración del ser humano. De acuerdo a los siguientes pasajes que vamos a reflexionar, aprenderemos las siguientes verdades que están muy claras en el Evangelio de San Juan.

I. El mundo odia a Cristo. (15:18; 17:14).

El mundo odia a Cristo porque Él declara que las obras del mundo son malas. (7:7). Si el Señor Jesucristo en su ministerio terrenal se hubiera adaptado a las ideas religiosas y filosóficas de la sociedad de su tiempo, la historia de Jesucristo sería radicalmente diferente; pero el Señor declaró cuál era la opinión del cielo en cuanto a las obras e ideas de una sociedad contaminada por el pecado y en una abierta rebelión contra Dios. Una lectura de Mateo cap. 23 nos dice la opinión del Señor Jesucristo referente a la religiosidad de los líderes religiosos de la nación israelita; los principios espirituales que el Señor Jesucristo estableció en el Sermón del Monte son diametralmente opuestos a la filosofía del Imperio Romano. El Señor Jesucristo y su glorioso mensaje no fueron simpáticos a los contemporáneos del Hijo de Dios. El mismo conflicto que el Señor tuvo en su ministerio terrenal es el mismo que la iglesia sostendrá hasta el día en que ella sea arrebatada por su glorioso Salvador.

II. El mundo odia a los cristianos. (15:18; 17:14).

• Los odia porque éstos no participan de sus obras. (15:19). Conviene recordar las palabras del Señor para que no nos sorprendamos por todos los desprecios que el mundo inflige a los creyentes. El Señor nos dice que la causa es porque los creyentes no tenemos la misma mentalidad, la misma filosofía, los mismos principios que sostiene la gente sin Dios. Si los cristianos siguiéramos la corriente del mundo; si viviéramos el mismo estilo de vida de ellos, aunque tuviéramos diferente doctrina, el mundo nos toleraría; pero por el hecho de que debemos apartarnos del pecado como lo exige nuestro Dios, entonces esto nos acarrea la antipatía del mundo.
• Se goza en el sufrimiento de los justos. (16:20). El Señor Jesucristo no solamente afirma que el mundo odia a los cristianos, sino que el sufrimiento de los hijos de Dios es regocijo para los que no comparten la misma fe de los creyentes en el Señor Jesucristo.

III. El mundo tiene como principe al diablo. (14:30; 1ª. Juan 5:19).

Por eso es que el reino de Cristo no es de este mundo. (18:36). La enseñanza de la sagrada Escritura en cuanto al señorío del diablo sobre el mundo es abundante y contundente. Recordemos que Dios entregó a Adán esta creación para que él señoreara como representante de Dios, pero cuando se sometió a la voluntad del diablo, tanto la creación como la raza humana llegaron a ser pertenencia del diablo. La Biblia le llama al diablo "el príncipe de este mundo". En la tentación de Satanás contra el Hijo de Dios podemos ver cómo el enemigo de nuestras almas ofreció al Señor Jesucristo el mundo si éste lo adoraba; el diablo le pedía adoración a cambio de entregarle la creación porque a él le había sido entregada. Esta información bíblica la tenemos en el Evangelio de San Lucas cap. 4. El diablo no estaba mintiendo cuando hacía el ofrecimiento al Señor Jesucristo; El Señor da por sentado que el diablo es el dueño de este mundo. Sin embargo, debemos recordar la enseñanza bíblica de que el Hijo de Dios vino para destruir la obra del diablo y eso incluye la redención de la creación (Romanos cap. 8) como también la redención de toda la humanidad.

IV. El mundo es amado por Dios. (3:16).

A pesar de toda la maldad del mundo contra Dios; a pesar de toda la abierta oposición de la humanidad contra el Dios del cielo; a pesar de todo, la Biblia afirma categóricamente que el corazón de Dios está lleno de amor para toda la humanidad. Dios no quiere la muerte del pecador; el deseo de Dios es que toda la raza humana sea salva.

Conclusión:

A pesar de que el mundo odia a Dios, el Dios de los cielos ama al mundo y la más grande expresión del amor de Dios está en el hecho de que mandó a su único Hijo para que muriera en la cruz del Calvario para la redención de toda la humanidad. Así como Dios ama al mundo, también los cristianos debemos amar a este mundo no participando de sus costumbres o modos de pensar, sino el hecho de dar testimonio con el mensaje del Evangelio y con el ejemplo de una vida transformada por el poder del Evangelio.

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