Marzo 29, 2024
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Josué Mora Peña

"Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo" (verso 27).
El título de este sermón es una declaración de Cristo a sus discípulos.  Les da a entender que no es fácil ser Su discípulo.  Gracias a Dios por Su grande salvación, por Su misericordia, por Su gracia y es porque somos salvos cuando nos arrepentimos de nuestros pecados, de lo contrario todavía estaríamos en nuestros pecados.  El ser salvo de la condenación eterna es una cosa, el ser discípulo del Maestro requiere tomar nuestra cruz y seguirle. 

Cristo dijo estas palabras no solamente a los Doce que El mismo escogió sino a una gran multitud que le seguía, según el verso 25.  El quiso asegurarse de que le seguían porque verdaderamente querían aprender de El.  Parece ser que el siguiente verso, el 26, es un poco difícil de asimilar.  El comentarista H. H. Halley dice lo siguiente al respecto: "El seguir a Jesús era una cuestión muy seria que la multitud no se imaginaba, tenían un concepto muy equivocado de lo que era el reino de Dios.  Esa es la razón por la cual Jesús usó esa clase de lenguaje. Cristo no dijo que deberíamos aborrecer a nuestros padres y parientes. Una de las enseñanzas primordiales de las Escrituras es el amor a aquellos que son de nuestra propia sangre.  Lo que Cristo dijo con estas palabras es que si era necesario escoger entre ellos [los parientes] y El [Cristo], no deberíamos vacilar".

El ser discípulo de Cristo significa que debemos estar disponibles cuando El nos llame y nos necesite.  Algunos creen que no es posible ser discípulo de Jesús porque según ellos, no tienen dones ni talentos ni habilidades para usar en el reino de Dios, pero no es así. Todos nosotros tenemos algo que podemos y debemos poner al servicio de nuestro Dios. Hay personas que se han expresado en forma negativa diciendo, "yo no sirvo para nada".  Eso es como decir, "Dios me hizo inservible, no sé hacer nada porque Dios no me dio ningún talento para usar".  Cada persona que viene a este mundo, Dios tiene un propósito para ella. Juntamente con ese propósito le da dones y talentos.

¿Pero cuál es la cruz que debemos tomar para ser discípulos del Maestro?  Algunos piensan que cualquier clase de sufrimiento eso significa tomar nuestra cruz.  Algunos que tienen problemas con su suegra dicen, "ésta es la cruz que tengo que cargar."  Y no es así, tomar nuestra cruz significa sufrir por la causa de Cristo, sufrir por la causa del evangelio.  Tomar nuestra cruz significa obedecer a Dios por encima de todas las cosas; aun por encima de nuestros padres y parientes.  Muchas personas sufren en esta vida por diferentes causas, otras por causa del pecado, ya sea directa o indirectamente.

Tomar nuestra cruz no quiere decir traerla una colgada alrededor del cuello, a la cruz que
Cristo hizo referencia significa estar dispuesto a sufrir por El y eso no es fácil.  Se necesita valor, deseo de trabajar por Cristo, como dice un antiguo himno cuyo autor no recuerdo, "Yo quiero trabajar por el Señor, confiando en su palabra y en su amor: quiero yo cantar y orar, y ocupado siempre estar en la viña del Señor".  Se necesita tener amor hacia las almas perdidas y estar listos (disponibles) para hablarles del amor de Dios.  Naturalmente, todo discípulo de Cristo necesita conocer de Dios; necesita saber cómo dirigir un alma a los pies de Cristo.  Nadie puede enseñar lo que no sabe, lo que no conoce.  Nadie puede dar lo que no tiene y así, si hemos de enseñarle a los perdidos el camino al cielo, es necesario que nosotros mismos andemos por ese camino.

Cristo vino al mundo a redimir al pecador, el Justo por el injusto; el Santo por el pecador (Juan 10:10).  Pero también Cristo dijo a Sus discípulos que en el mundo tendrían aflicción.  Juan 16:33 dice, "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.  En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo".  Cristo nunca prometió a Sus discípulos un jardín de rosas, por el contrario, les dijo que pasarían por varias tribulaciones.  El Rev. Billy Graham en uno de sus sermones dijo, "El cristianismo en los Estados Unidos es anormal.  La mayoría de los cristianos alrededor del mundo sufre por la causa de Cristo, menos en este país."

¿Has sido perseguido por la causa de Cristo?  ¿Has estado en la cárcel por predicar el evangelio?  Si así es, esa es la cruz a la cual Cristo se refería.  Muchos sufren en todas partes del mundo por Su causa.  No quiero dar la impresión de que si una persona no sufre por la causa de Cristo no es cristiana.  Sabemos que somos cristianos porque somos tentados a pecar, a desobedecer a Dios. Toda tentación viene de Satanás.  El diablo tienta a aquellos que pertenecemos a Cristo, los que hemos sido lavados y comprados con la sangre del Cordero.  El enemigo de nuestras almas no se preocupa por los que ya tiene en su poder.  

Cristo cargó Su cruz y sufrió por nosotros.  Sin Su muerte vicaria, todavía estaríamos en nuestros pecados, estaríamos perdidos; sin Su sufrimiento en la cruz, no habría Calvario; Si no hay un Calvario, no hay una cruz; si no hay una cruz, no hay tal cosa como una tumba vacía; sin la tumba vacía de Cristo, no hay resurrección; y sin la resurrección de Cristo, no hay vida eterna con El.  Primera de Corintios 15:13 dice, "Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó".  Recientemente celebramos la resurrección de nuestro Señor y Salvador.  En el mismo capítulo 15 de Primera de Corintios, el verso 20 dice, "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho".  Y porque El vive, nosotros también viviremos eternamente con El, si hemos aceptado Su perdón y Cristo es nuestro Salvador.

Mi oración es que tú desees servir al Señor Dios.  Que estés disponible para cuando El te llame a tomar tu cruz y seguirle.

josue.mora@iglesiabautista.org

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Pasaje

Lucas 14:25-27

14:25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo:

14:26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

14:27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

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