Noviembre 22, 2024
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Agradecimiento

 
 

Josué Mora Peña

Alguien ha dicho que “por favor y gracias” son dos palabras mágicas.  Para mí no tienen nada de mágico.  Casi toda persona está acostumbrada a usarlas por cuestión de cortesía.  Hay personas que nunca demuestran agradecimiento para nada ni para nadie.  La Biblia está llena de ejemplos de personas que siempre dieron gracias a Dios por diferentes causas.  El Apóstol Pablo dice en la Carta a los Efesios que siempre debemos estar agradecidos con Dios. 

La palabra gracias es una palabra de mucho valor.  Rudyard Kipling, famoso escritor, recibía diez schillings por palabra que escribía.  Varios estudiantes de la Universidad de Oxford (Inglaterra) le enviaron 10 schillings a cambio de su mejor palabra.  Kipling contesto diciendo “gracias”.

El finado F.W. Boreham, ministro bautista, australiano, cuenta de tres amigos que visitaron una pequeña iglesia en cierto lugar de Inglaterra.  El pastor caminaba 22 kilómetros para ir a la iglesia. Uno de los amigos preguntó si era buen predicador.  “No”, contestó Boreham, “pero es un torrente de agradecimiento”.  Los visitantes se preguntaron cómo oraría el predicador esa noche, ya que el tiempo estaba inclemente y estaba lloviendo.  Cuando llegó el momento de la oración, el pastor oró de la siguiente manera:  “Padre celestial, te doy gracias que no todos los días son como este”.  Estas son palabras de agradecimiento.

Creo que todos deberíamos tener una actitud de agradecimiento.  Hay mucho por qué estar agradecidos con Dios.  Desde el momento que uno se levanta en el nuevo día hasta cuando cerramos los ojos para dormir, hay muchos motivos por los cuales debemos estar agradecidos.  Por principio de cuentas, una gran cantidad de personas que se van a dormir ya no despiertan; durante la noche dejaron de existir.  El hecho de poder ver, sentir, oír, oler, comer y caminar debiera ser motivo de agradecimiento.  Además debemos dar gracias a Dios por la vida que nos da, la salud, el albergue, trabajo a pesar de la crisis económica, por la familia, la protección que tenemos, por la iglesia, a donde debemos asistir para demostrar nuestro agradecimiento a Dios, por tener una Biblia (o varias) que nos enseñan el camino a la vida eterna, etc., etc.

Andrew Carnegie, a multimillonario, estaba tan agradecido con Dios que, cuando murió dejó 365 millones de dólares para caridades públicas.  A uno de sus parientes le dejó 1 millón.  Éste lo maldijo por haberle dejado solamente un millón.  Es mucho más fácil ser mal agradecido que agradecido.  Si no vivimos demostrando nuestro agradecimiento a Dios por sus muchos beneficios y bendiciones, vivimos demostrando que somos mal agradecidos.

¿Qué ocasiona que una persona llegue a ser mal agradecida?  Muchas veces es la prosperidad.  Cuando alguien llega a prosperar en la vida, se olvida que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1.17).  Cuando uno está muy satisfecho con su status quo, cree que es más que auto-suficiente y que no necesita de nadie.

Un corazón agradecido es siempre feliz y tiene una mente positiva; un corazón mal agradecido nunca está conforme con nada.  Un corazón agradecido es humilde; un corazón mal agradecido revela una actitud orgullosa.  Un corazón agradecido siempre dice: “Tengo más de lo que merezco”; un corazón mal agradecido dice: “Yo merezco más de lo que tengo”.  Un corazón agradecido está consciente de Dios quien provee todas nuestras necesidades (Filipenses 4.19); un corazón mal agradecido es egocéntrico y se cree auto-suficiente.  Un corazón agradecido busca la manera de ayudar a otros; un corazón mal agradecido busca siempre su propio bien. Un corazón agradecido siempre tiene gozo en su corazón; un corazón mal agradecido tiene un corazón vacío.  Un corazón agradecido se contenta fácilmente con lo que tiene; un corazón mal agradecido nunca está conforme con nada.

¿Cómo podemos demostrar nuestro agradecimiento a Dios por todas sus bendiciones?  Primero, creo que al levantarse uno en la mañana debe dar gracias a Dios por el nuevo día y el descanso de la noche.   Debemos encomendar nuestro día a El, para que nos cuide y nos guarde de todo peligro.  Segundo, también demostramos nuestro agradecimiento a Dios  leyendo nuestra Biblia, de preferencia antes de salir de casa.  Hay varias revistas devocionales que se pueden usar diariamente juntamente con la Biblia.  Tercero, asistiendo a la iglesia con regularidad.  Hay que asistir a una iglesia donde se predique la Palabra de Dios, donde uno pueda crecer en el conocimiento de Cristo nuestro Señor.  Y, naturalmente hay muchas más maneras de cómo expresar nuestro agradecimiento a Dios.

Pero sobre todo, debemos estar agradecidos con Dios por la salvación tan grande de nuestra alma y el perdón de nuestros pecados.  Si ya eres salvo, no descuides esa salvación tan grande que sólo Dios nos puede dar por medio de Cristo, Su Hijo amado. Dice Hebreos 3.2 “¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron”.  Si no eres salvo, pídele a Dios que perdone tus pecados y acepta a Cristo como tu único Salvador personal.

josue.mora@iglesiabautista.org

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Efesios 5:20

Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

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