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Jesucristo Es La Vid Verdadera
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Esaú CrespoIntroducción:
En la
Biblia aprendemos que la vid era una ilustración
del pueblo de Israel; Dios esperaba que su vid le
diera excelentes uvas, pero en cambio le dio uvas
agrias. El pasaje de Isaías Cap. 5 nos narra de
una manera incomparable a través de una preciosa
ilustración cómo Dios esperaba que su pueblo,
recipiente de tantas gloriosas bendiciones, fuera
una fuente de bendición para todo el mundo, pero
se convirtió en un pueblo peor que los vecinos
paganos. Jesucristo tomó el privilegio de ser la
vid verdadera, privilegio que el pueblo de Israel
rechazó, y sus vástagos (todos los creyentes
cristianos) ya no son sólo del pueblo de Israel,
sino que también son del pueblo gentil. En vista
de eso pasamos a la primera verdad...
I.
Cristo nos ha dado un privilegio. (vs. 1-5).
- Nos
ha hecho pámpanos. (v. 5).
Aprendemos
que un pámpano no sirve para hacer
muebles, ni siquiera para hacer una
estaca. Sólo puede desempeñar dos
funciones: O da fruto cuyos racimos pesan
más que la misma vid, o no da fruto y
entonces sirve como combustible para el
fuego. (v. 6). El Señor Jesucristo está
ilustrando a través de este ejemplo de
la vid que así como el pámpano no puede
dar fruto si no está unido a la parra,
así tampoco los cristianos podemos dar
fruto si no estamos en comunión con el
Señor Jesucristo. Somos elegidos por el
Señor. (v. 16).La Biblia nos enseña que
la elección es de Dios.
Nunca
el hombre ha elegido ha tomado la decisión
de elegir al Dios verdadero, es Dios el
que elige al hombre. David Ben Gurion,
que fue Primer Ministro de Israel, enseñaba
que Israel era un pueblo muy especial
porque había elegido a Jehová como su
Dios y tomaba como base el pasaje de Josué
24:15. "Pero yo y mi casa
serviremos a Jehová". David
Ben Gurion quizá nunca leyó
Deuteronomio 7:7 que dice: "No
por ser vosotros más que todos los
pueblos os ha querido Jehová y os ha
escogido, pues vosotros erais el más
insignificante de todos los pueblos".
- No
éramos lo mejor de este mundo, sino lo
peor.
Leemos en 1ª.
Corintios 1:26-29: "Pues mirad,
hermanos, vuestra vocación, que no sois
muchos sabios según la carne, ni muchos
poderosos, ni muchos nobles; sino que lo
necio del mundo escogió Dios, para
avergonzar a los sabios; y lo débil del
mundo escogió Dios para avergonzar a lo
fuerte; y lo vil del mundo y lo
menospreciado escogió Dios, y lo que no
es, para deshacer lo que es, a fin de que
nadie se jacte en su presencia".
- Nos
llama sus amigos. (v. 15).
¿Qué?
¿Amigos de Dios? ¡Claro! ¡Así es! ¿Se
siente usted orgulloso de que una persona
importante sea su amiga? ¡Pues cuánto más
ser amigo del Señor! ¡Qué privilegio más
grande que Jesús nos llama sus amigos!
II.
Cristo nos hace demandas. (vs. 6-10).
Hemos
aprendido que los grandes privilegios traen
grandes responsabilidades. Todos sabemos que en
una institución financiera hay empleados cuyas
responsabilidades se limitan sólo a mantener
limpias las instalaciones, mientras que está en
la cúspide de la organización la persona que
ocupa el puesto de gerente general o presidente.
Dos posiciones diametralmente diferentes, pero
cuando hay problemas financieros con la institución
a nadie se le ocurre llamar al ordenanza, sino a
la persona que está al frente de la organización.
Asimismo, Dios nos da grandes privilegios, pero
también hay grandes demanda para nosotros los
cristianos. ¿Cuáles son esas demandas?
- Permanecer
en Él (vs. 4-7). Mantener una íntima
comunión con Él.
- Limpieza
(v. 3). Recordemos que en la vida
cristiana no importa la acción si no va
acompañada del carácter: Amor,
paciencia, bondad, santidad, etc. La idea
es que el servicio que prestamos a Dios
debe ir acompañado de respeto a la
persona santa de nuestro Salvador. En la
vida cristiana es importante el servicio,
pero sólo si va acompañado de la
reverencia
- Guardar
sus mandamientos. (v. 10). Muestra del
amor del cristiano para Dios es el hecho
de guardar sus mandamientos. Es muy fácil
memorizar una doctrina, pero es duro
obedecer la Palabra de Dios, sobre todo
cuando esa Palabra va en contra de
nuestros apetitos carnales e intereses
egoístas. ¡La Biblia nos dice en el
libro del apóstol Santiago que es bueno
creer que Dios es uno, pero dice que los
demonios también creen esa doctrina y,
hasta tiemblan!
- Amar
a los hermanos (vs. 12-14). Esta es la
prueba social de la fe. Nadie puede ser
un cristiano fiel y tener sentimientos de
odio contra los hermanos o ser
indiferentes ante las dificultades de los
demás creyentes. Una de las cosas que
distinguen a los cristianos es,
precisamente, el amor.
III.
Cristo nos da dividendos.
El apóstol
Pablo dice en el libro de Gálatas cap. 6 que
Dios no puede ser burlado porque todo lo que el
hombre sembrare, eso también segará. Así como
el pecado trae consecuencias tristes a la vida
del hombre, de la misma manera, la obediencia a
la Palabra de Dios trae muchas bendiciones para
el que obedece a Dios.
- A.
El cristiano lleva frutos:
- Lleva
fruto. (v. 2a).
- Lleva más
fruto. (v. 2b).
- Lleva
mucho fruto. (v. 5). Todo esto
glorifica a Dios. (v. 8).
Algunas
personas piensan que con gritar en el
culto o con prácticas religiosas
cultuales más allá del orden cristiano,
ya glorificaron a Dios. Pero la Biblia
nos enseña aquí cómo glorificar a Dios.
Glorificar a Dios tiene que ver con
obedecerle y llevar frutos para su
gloria; glorificamos a Dios cuando
testificamos a los incrédulos; cuando
llevamos una vida santa de impacto para
nuestros semejantes; glorificamos a Dios
cuando apoyamos la obra misionera con
nuestros diezmos y ofrendas y nuestras
oraciones incesantes a favor de la obra
misionera mundial, comenzando con nuestra
propia geografía.
- Hay
una respuesta divina a la oración. (v. 7).
- Hay
una vida de gozo. (v. 11).
Conclusión:
Dios
nos ha llamado a unirnos a Él para la obra en el
mundo; esto, por supuesto, es un privilegio que
requiere de demandas de parte nuestra; y si
obedecemos, entonces habrá muchos resultados
gloriosos para la gloria de Dios y para bendición
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Juan 15:1-17 1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.
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