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La Alabanza Que Agrada A Dios
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Esaú CrespoIntroducción:
El hombre fue hecho para la gloria y alabanza de Dios. En el libro de los Salmos encontramos la enseñanza de que "todo lo que respire alabe a Jehová". Uno de los motivos de la adoración pública de los creyentes en Jesucristo es para alabar con cánticos el nombre del Señor.
El apóstol Pablo nos enseña en sus epístolas que los creyentes debemos alabar a nuestro glorioso Salvador. En Efesios 4:19 leemos: "Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones". Sin embargo, la experiencia nos enseña que es muy fácil para el ser humano caer en un puro ritualismo donde los cánticos se vuelven algo vago, sin sentido, sólo como un mero formalismo litúrgico.
El Salmo 146 al igual que otras escrituras de la Biblia nos da una clara enseñanza de cuál debe ser nuestra actitud y objetivo cuando alabamos a nuestro glorioso Salvador.
La palabra "alabanza" viene del término hebreo "hallal" que tiene el sentido de hablar bien de una persona como en el caso de Sara y Absalom que eran alabados por su belleza física. El término alabar, entonces, significa ensalzar con cánticos el nombre glorioso de nuestro Dios. Del término "hallal" viene la preciosa palabra "Aleluya" que significa "alabar a Jehová".
Dicho todo lo anterior qué lecciones podemos aprender del Salmo 146 sobre cuál es la alabanza que le agrada a Dios? A Dios le agrada la alabanza:
I. La que surge del alma. "Alaba, oh alma mía, a Jehová".
- El alma es el asiento de las emociones. El alma es la personalidad que se expresa a través del cuerpo que Dios nos ha dado. El alma expresa su alabanza a Dios a través de nuestra lengua que alaba a nuestro creador.
- Debe ser una aspiración santa de glorificar a Dios. (Salmo 42:1; 130:1).
- Es sumamente triste que el ser humano con suma facilidad alaba a otras criaturas como en el caso de las estrellas del deporte o del arte; el ser humano tiene la tendencia de alabar a la creación antes que al Creador. En el libro de Romanos Capítulo 1 hay una fuerte condena contra los hombres que son capaces de alabar a las criaturas y no a su Creador. El resultado de este pecado es que la raza humana se ha pervertido en muchas clases de transgresiones contra Dios. La alabanza que le agrada a Dios, pues, es aquella que es una expresión sincera del alma. Pero el pasaje nos hace ver la siguiente situación que la alabanza que le agrada a Dios es:
II. La que se basa en una relación personal. (v. 1b). "a mi Dios".
- Recordemos a Josué. Josué fue asistente de Moisés y en todos los años que sirvió a la par del gran emancipador, aprendió a tener una relación personal con Dios. Cuando Josué estaba por terminar su ministerio terrenal reunió a los líderes de la nación hebrea y los exhortó a ser fieles a Dios y, si no querían servir a Dios, él, Josué, y su casa servirían a Jehová. (Josué 24:15) En estas palabras de Josué aprendemos que él y su familia tenían una relación personal con Dios. La vida cristiana no es una situación de practicar cultos tradicionales los días domingos, sino la experiencia de una relación personal diaria con el Señor.
- Recordemos a Habacuc. Este profeta de Dios vivió en una tiempo de terribles injusticias, violencia e idolatría por todos lados, pero él expresa que cualquiera que sea la situación, que cualquiera que sea la apostasía, él se mantendrá fiel en su relación personal con Dios.
- Recordemos la confesión de Pedro. En Mateo capítulo 16 Pedro confiesa que Jesucristo es el Hijo del Dios viviente. En respuesta le dice el Señor Jesucristo que esa confesión no es el producto de una doctrina de algún gran maestro humano, sino que es la revelación que ha recibido del Padre celestial. La revelación la recibió por su relación personal con Dios.
- Recordemos la pregunta divina a Pedro: "¿me amas?". En San Juan capítulo 21 encontramos una conversación entre el Señor Jesucristo y el apóstol Pedro; el Señor por tres veces le pregunta a Pedro: "¿Me amas?" Y Pedro contesta: "Si Señor, tú sabes que te amo". Todos los casos que hemos mencionado son algunos de tantos ejemplos bíblicos que el Señor en su Palabra nos ha dado para que aprendamos que antes que una práctica religiosa, debemos tener una relación personal diaria con nuestro Señor. Aprenderemos en tercer lugar que a Dios le agrada la alabanza:
III. La que surge del conocimiento de quien es Dios. (vs. 3-10).
Conclusión:
El Salmo 146 nos exhorta a alabar a nuestro Dios, pero también nos da las condiciones para que nuestra alabanza sea aceptable delante de nuestro Creador. Estimado lector, alabe a Dios mientras viva porque en el sepulcro ya no será posible alabar a nuestro Señor. Visitas: 30518
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Salmo 146 1 Alaba, oh alma mía, a Jehová.
2 Alabaré a Jehová en mi vida; Cantaré salmos a mi Dios mientras viva.
3 No confiéis en los príncipes, Ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.
4 Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos.
5 Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en Jehová su Dios,
6 El cual hizo los cielos y la tierra, El mar, y todo lo que en ellos hay; Que guarda verdad para siempre,
7 Que hace justicia a los agraviados, Que da pan a los hambrientos. Jehová liberta a los cautivos;
8 Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos.
9 Jehová guarda a los extranjeros; Al huérfano y a la viuda sostiene, Y el camino de los impíos trastorna.
10 Reinará Jehová para siempre; Tu Dios, oh Sion, de generación en generación. Aleluya.
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