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El Pecado, Sus Consecuencias Y La Solución

 
 

Esaú Crespo
Introducción:

El profeta Ezequiel desarrolló su ministerio profético en el exilio, en Babilonia, por cuanto fue llevado cautivo cuando aún era muy joven. Por tres veces llegó el ejército caldeo a tierras de Israel hasta que finalmente en 586 a. de Cristo la nación israelita desapareció como estado y comenzó la diáspora hebrea. El trauma que este joven vivió fue terrible por cuanto fue llevado a un país con una cultura, una religión, una geografía y una situación social diametralmente diferente a la que tuvo en su tierra natal. A través de todo el libro se tratan los diferentes aspectos relacionados con la pregunta que el pueblo se hacía acerca de cual era la causa de la esclavitud. Ezequiel contesta por revelación que la causa de la debacle se llamaba pecado. A continuación presentaremos brevemente un sencillo de bosquejo de la que trata este pasaje que en su información es paralelo a otros pasajes de este libro.

I. El pecado de la nación (VS. 1-5)

Todo el problema de la nación se fundamentaba en un solo pecado: la idolatría.

La idolatría fue el tema principal que los profetas de Israel trataron continuamente por cuando la nación fue inclinada de una manera contumaz quizás debido a la influencia de los pueblos paganos que circundaban a la nación de Israel.

De acuerdo a la enseñanza bíblica la idolatría genera: ceguera espiritual, diferentes expresiones de ocultismo, actividad satánica, etc.- Conviene reflexionar Deuteronomio 18: 9-14. En contraposición a estas prácticas paganas, el hombre debe levantar sus ojos al Profeta de Dios (Deuteronomio 18:18,19) y que de acuerdo al Nuevo Testamento el profeta es el Señor Jesucristo. (Juan 5:46,47).

En nuestros días hay una fuerte tendencia de toda sociedad hacia las prácticas del ocultismo, pero sólo hay una respuesta verdadera a los interrogantes del ser humano, y esa respuesta se encuentra en la Biblia. El apóstol Pedro dice en su segunda epístola cap. 1 y verso 19 que "tenemos la palabra profética más segura a la cual hacemos bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro". A través de todo el libro Ezequiel hace ver a la nación israelita que su pecado de haber abandonado a Jehová para inclinarse ante las estatuas paganas que son sólo máscaras de los demonios, les había traído consecuencias trágicas no sólo para ellos, sino también para sus descendientes. Porque la Biblia enseña que las decisiones que un hombre tome, sean buenas o malas, le afectarán también a sus descendientes.

II. Como tratar el problema del pecado (VS.6-11)

  • Sólo hay una manera de tratar el pecado: el arrepentimiento.

    Arrepentimiento no significa "penitencias". ¿De dónde viene ese concepto de "penitencia"? Viene de una traducción errada del texto griego que hizo Jerónimo y cuyo texto se conoce como la vulgata que es el texto oficial de la iglesia Católica Romana.

    En el S. IV. de la era cristiana el papa Dámaso encargó a Jerónimo la traducción bíblica para uso de las comunidades cristianas.

    La Biblia española dice en Mateo 3: 2 que Juan el bautista predicó:

    "Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado"

    legwn metanoeite hggiken gar h basileia twn ouranwn

    La segunda palabra del texto griego se translitera: "metanoite" que literalmente significa "cambiar de parecer". Dicho versículo, Jerónimo lo tradujo de la manera siguiente:

    dicens paenitentiam agite adpropinquavit enim regnum caelorum

    De la segunda palabra del texto Latino viene "penitencia".  Arrepentimiento tiene que ver con el hecho de que el hombre al darse cuenta por la Palabra de Dios que ha ofendido al Creador, toma la decisión de no pecar contra Dios y en un acto de fe se entrega a Cristo recibiéndolo como Señor y Salvador.

  • El arrepentimiento es un asunto espiritual, pero los efectos se pueden ver con toda evidencia en la vida de un arrepentido.

    La Biblia nos da muchos ejemplos:

    "El que robaba ya no robe, sino trabaje con sus manos para que tenga qué compartir con el que tiene necesidad". Efesios 4:28

    "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas". II Cor.5:17

    Insistimos en decir que el pecado se trata sólo con arrepentimiento y no con penitencias, ni con ritos religiosos ni con supuestos intercesores.

III. Maneras equivocadas de tratar el pecado (12.20)

En nuestro pasaje se mencionan tres personajes importantes en la historia del pueblo de Israel: Noé, Daniel y Job. Estos tres hombres fueron modelos de obediencia a Dios en sus generaciones, pero el texto sagrado nos dice con diáfana claridad que ninguno de estos hombres podía interceder a favor de la nación de Israel, pues la Biblia nos enseña que cada alma que peca debe experimentar el arrepentimiento para con Dios y la fe personal en el Señor Jesucristo.

Esta información de la Biblia hecha por tierra la fantasía católica de que los santos pueden interceder por los demás pecadores para salvación eterna.

Estimado lector, Ud. no necesita ningún santo intercesor, lo que Ud. necesita en la gracia de nuestro Señor Jesucristo, puesto que la Biblia dice en I Timoteo 2:5 "Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre".

IV. Las consecuencias del pecado (VS. 21-23)

Dios le dijo a la nación israelita que la consecuencia de su rebelión sería la miseria en todo el sentido de la palabra: espada, hambre, pobreza y lo más terrible, la ausencia de Dios en la vida del pecador.

Conclusión:

El pasaje que acabamos de meditar nos enseña que nadie se beneficia de pecar contra Dios. Lo mejor que podemos hacer es arrepentirnos de nuestros pecados y comenzar un nuevo rumbo en nuestra vida guiados por el Espíritu Santo de Dios a través de las enseñanzas divinas claramente expresadas en la Biblia.

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Pasaje

Ezequiel 14

1 Vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel, y se sentaron delante de mí.

2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

3 Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por ellos?

4 Háblales, por tanto, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé al que viniere conforme a la multitud de sus ídolos,

5 para tomar a la casa de Israel por el corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos por sus ídolos.

6 Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones.

7 Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al profeta para preguntarle por mí, yo Jehová le responderé por mí mismo;

8 y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré por señal y por escarmiento, y lo cortaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy Jehová.

9 Y cuando el profeta fuere engañado y hablare palabra, yo Jehová engañé al tal profeta; y extenderé mi mano contra él, y lo destruiré de en medio de mi pueblo Israel.

10 Y llevarán ambos el castigo de su maldad; como la maldad del que consultare, así será la maldad del profeta,

11 para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se contamine más en todas sus rebeliones; y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice Jehová el Señor.

12 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

13 Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el sustento del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres y bestias,

14 si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor.

15 Y si hiciere pasar bestias feroces por la tierra y la asolaren, y quedare desolada de modo que no haya quien pase a causa de las fieras,

16 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; ellos solos serían librados, y la tierra quedaría desolada.

17 O si yo trajere espada sobre la tierra, y dijere: Espada, pasa por la tierra; e hiciere cortar de ella hombres y bestias,

18 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a sus hijos ni a sus hijas; ellos solos serían librados.

19 O si enviare pestilencia sobre esa tierra y derramare mi ira sobre ella en sangre, para cortar de ella hombres y bestias,

20 y estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a hijo ni a hija; ellos por su justicia librarían solamente sus propias vidas.

21 Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor: ¿Cuánto más cuando yo enviare contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y pestilencia, para cortar de ella hombres y bestias?

22 Sin embargo, he aquí quedará en ella un remanente, hijos e hijas, que serán llevados fuera; he aquí que ellos vendrán a vosotros, y veréis su camino y sus hechos, y seréis consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de todas las cosas que traje sobre ella.

23 Y os consolarán cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella, dice Jehová el Señor.

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