Esaú CrespoIntroducción
Este pasaje está ubicado en un momento cuando el Señor Jesucristo va a anunciar que ha llegado el momento más crítico de su ministerio terrenal; es decir, el momento de la experiencia amarga de la muerte en la cruz del Calvario.
El Señor Jesús al principio de su ministerio, cuando realizó el milagro del vino en las bodas de Caná de Galilea, anunció la experiencia de la cruz cuando dijo: "aún no ha llegado mi hora"; más adelante cuando los judíos intentaron capturarlo, el Señor no lo permitió y dio la explicación que "aún no había llegado su hora".
De acuerdo al pasaje que hemos leído, la hora del Señor, tan anunciada en el Evangelio de Juan, había llegado. Había llegado el momento en que los poderes infernales tendrían su victoria temporal de tres días que el Señor estuvo sepultado. Ciertamente el mal tendría su victoria, pero el mundo entero tendría la oportunidad de recibir la bendición eterna porque el Hijo de Dios iba a derramar su sangre para la redención de toda la humanidad.
Entre toda la gente que va a recibir la bendición de la vida eterna por la muerte del Señor Jesús en la cruz del Calvario, se encuentra un grupo de personas llamado "los griegos" y que tenían el deseo de ver a Jesús. La información del pasaje nos da el siguiente bosquejo:
I. La Búsqueda del Señor (VS.20-22)
- Estos que buscaban al Señor eran miembros de un pueblo muy distinguido que era admirado por todo el mundo por el hecho de que Grecia era la cuna de la filosofía; pero esas filosofías, por atractivas que fueran y con todos los elementos de verdad que sostuvieran, no podían ofrecer salvación eterna al pecador, porque la salvación del hombre no se encuentra en ninguna ideología, sino en la persona gloriosa del Señor Jesucristo. Algunas filosofías habían contribuido a confundir más a los hombres, y con la confusión, la muerte eterna. El apóstol Pablo llama a tales filosofías "huecas sutilezas". Leemos en Colosenses 2.8: "Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo". Alguien dijo que las filosofías contrarias a las enseñanzas bíblicas son semejantes a "un ciego dentro de un cuarto oscuro en la más oscura noche, buscando un gato negro y que no se encuentra allí".
Pero estos griegos de los cuales nos habla el pasaje no se habían conformado con la ilustración de su cultura y su religión extraña a las enseñanzas de la religión hebrea. Observemos lo que el pasaje dice de estos hombres en su búsqueda de la verdad:
- Habían subido a adorar a la fiesta.
Se daban cuenta que los dioses griegos eran sólo imaginación de mentes corrompidas y que el único Dios verdadero era el Dios de la nación israelita. Posiblemente ellos habían oído el mensaje en alguna sinagoga judía o alguien les había leído un texto de la Biblia o simplemente alguien les había testificado de la Palabra de Dios. Como sea, el pasaje dice que ellos habían subido a la fiesta judía para adorar.
- Se acercaron a Felipe.
Estando en la fiesta oyeron hablar del Señor Jesucristo y se acercan a Él para oír directamente la Palabra de Dios y recibir la bendición del Salvador. Se acercan a Felipe porque éste es de trasfondo griego de acuerdo al nombre que lleva; encuentran en él afinidad cultural, afinidad de idioma, más confianza, y por eso deciden hablar con él primero. Han dado un paso más adelante; luego Felipe los conecta con Andrés y ellos dos los ponen frente a frente con el glorioso Salvador cuya doctrina supera a toda filosofía humana, cuya santidad supera a toda ética humana, cuya belleza espiritual supera a toda estética griega y cuya vida eterna supera a cualquiera esperanza que el pensamiento griego podía ofrecer.
- Estos Que Buscaron al Señor no Fueron Defraudados.
Cuantas veces los hombres hemos sido defraudados yendo tras un ideal y finalmente que aquello por lo que nos esforzamos no valía la pena. La Biblia dice que "hay camino que al hombre le parece recto, pero que al final conduce a la muerte". Yo quiero decirle estimado amigo que nadie que busque a Dios con todo el corazón, será defraudado; al contrario, cuando el hombre se encuentra con el Señor Jesucristo, uno de los primeros pensamientos que viene a la mente es: ¿Por qué no vine antes al Señor? La Biblia nos habla de un militar llamado Cornelio que tenía una sed ardiente de conocer al Dios vivo y verdadero y Dios en su gracia se manifestó a él para darle eterna salvación por medio de la fe en la persona del Señor Jesucristo. Y si Ud. tiene sed de conocer al Dios vivo y verdadero, le garantizo por la Biblia que no será defraudado.
II. La Muerte del Señor (VS.23,24)
Si Jesús no hubiera muerto en la cruz del Calvario, su enseñanza y su ejemplo de santidad siempre habrían impactado al mundo y habrían sido modelos dignos de imitación, pero con eso nadie habría tenido la esperanza de la vida eterna. La redención de un pecador no viene por la doctrina del Evangelio, ni por el ejemplo de santidad del Señor Jesucristo; la redención del pecador solo es posible por el derramamiento de sangre en la cruz del Calvario. Hebreos 9:22 nos dice que "sin derramamiento de sangre no se hace remisión". El diablo lo sabe muy bien y cómo anhela que Jesús fuera semejante a Mahoma, a Buda o a algún gurú de la India. Cuando Jesús anunció su muerte, el apóstol Pedro le dijo que en ninguna manera esto le ocurriera y el Señor lo reprendió duramente diciéndole: "¡Apártate de mí, Satanás! Me eres estorbo" (Mateo 16:23) Jesús es más que un Maestro, que un santo; es el Redentor de la Humanidad por la sangre derramada en la cruz del Calvario.
III. La Entrega al Señor (V.25)
El Señor ya hizo su parte, ya manifestó su gracia para hacer posible la redención, pero el hombre tiene que poner su parte y eso tiene que ver con la fe personal. La salvación se lleva a cabo cuando la fe del pecador se encuentra con la gracia de Dios. El Dios soberano desea la salvación del pecador, pero la soberanía de Dios no anula, no violenta la responsabilidad humana. Dios desea que todos los hombres vengan al conocimiento de la verdad, pero si los hombres se empecinan en sus tradiciones o en sus propias ideologías, irán al infierno aunque Dios no quiera ese destino trágico para la humanidad. Dios dice: "Todo el día extendí mi mano a un pueblo rebelde y contradictor". La decisión la toma Ud., estimado amigo, Dios lo ama y quiere darle esperanza de vida eterna.
IV. El Servicio al Señor (V. 26ª)
Cuando el hombre ya decidió entregar su vida al Señor, recibe la oportunidad de entregar su vida al servicio de su Salvador. Esta verdad se ilustra en la conversión del apóstol Pablo quien después de preguntar "¿Quién eres, Señor?", hizo la siguiente pregunta: "¿Qué quieres que haga, Señor?". Dios en su gracia nos llama a ser colaboradores. El Señor Jesucristo dice claramente: "Si alguno me sirve, sígame". No hay mayor gozo para el cristiano que ser siervo del Señor. Los que entendemos esta enseñanza, cuando se nos da un privilegio en la obra del Señor, no lo vemos como una carga, sino como un privilegio porque a Cristo el Señor servimos. ¿Siente Ud. placer en servirle al Señor? ¿O es una carga pesada el prestarle algún servicio a Cristo? Ud. tiene la respuesta.
V. La Recompensa del Señor (V. 26b)
Jesús dice que si alguno le sirviere será honrado por el Padre celestial. Estimados lectores, el servicio al Señor se llama inversión. ¿Por qué? Porque el servicio a Cristo trae ganancias. Oiga lo que dice el Señor Jesucristo en Mateo 19:29: "Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna". ¡Vale la pena servir al Señor!
Conclusión:
El pasaje nos ha hablado de este grupo de griegos que andaban en la búsqueda del Salvador; la bendición de Dios les llegó porque tuvieron el privilegio de encontrarse con Aquel que les podía dar la vida eterna. Al encontrarse con Jesucristo ya no tenían que seguir con ninguna búsqueda porque habían encontrado la respuesta a todas las inquietudes de los seres humanos. Ud. entregue su vida al Señor Jesucristo y todas sus inquietudes terminarán en la presencia del glorioso Salvador, nuestro Señor Jesucristo.
Visitas: 16731