Esaú CrespoIntroducción:
Al Principio de cada año aparecen los adivinadores proclamando supuestas profecías. En los tiempos antiguos dichas predicciones se basaban en la observación del vuelo de las aves, en el examen de las vísceras de los animales, en el lanzamiento de las flechas o simplemente observando la posición de los astros. Es increíble que cuando la ciencia y la tecnología han llegado a su máximo desarrollo en nuestra civilización; y cuando contamos con la revelación escrita de la Palabra de Dios, todavía hay personas que siguen sosteniendo y promoviendo supersticiones arcaicas que más que bien, traen confusión y maldición a las personas incautas.
Aparecen porque hay personas que les creen. Los supuestos adivinadores del futuro existen por la sencilla razón de que hay personas que les creen y les alaban por sus ministerios de mentiras. Si la gente no les consultara, dichos adivinadores buscarían otras maneras de hacer la vida.
A veces dichos adivinadores hacen comentarios hasta después de los sucesos. A esta situación los latinos le llamaban "vaticinium post eventum". Con sus malabarismos de palabras hacen creer que los sucesos ya habían sido predichos.
Si es verdad que dichas personas pueden adivinar el futuro ¿Por qué no predijeron el maremoto que mató a más de 150,000 personas allá en los países asiáticos?.
Queremos recordarles a los amigos lectores que la profecía bíblica es precisa, concisa y contundente en su cumplimiento. Como un ejemplo queremos mencionar la profecía del profeta Jeremías 34: 2-3 y Jeremías 52: 8-11. En dichos pasajes vemos cómo el profeta le dijo al rey de Israel que sus enemigos de Babilonia vendrían en una inminente invasión, lo apresarían y lo llevarían cautivo hasta Babilonia donde el rey moriría. Tal como Jeremías lo profetizó así sucedió.
Estos adivinadores modernos, de manera supersticiosa tratan de interpretar la posición de los astros y relacionarlos con la vida de los seres humanos.
La Biblia nos dice que los astros son obra de Dios para la preservación del cosmos (Jeremías 31:35) y para iluminación durante la noche. Ni bíblicamente, ni desde el punto de vista de la ciencia se puede demostrar que la posición de los astros tengan que ver con la vida moral y espiritual del ser humano. Por las razones anteriores, el profeta Jeremías nos exhorta a que no tengamos temor de lo que la gente sin conocer la Biblia, teme.
I. No tengamos temor de las señales de los astros (vs.1, 2).
- Los astros nada tienen que ver con la vida moral y espiritual de los seres humanos.
- Los que trafican con la mentira aseguran que dependiendo del día en que la persona nace, así será su personalidad y el futuro de su existencia.
- La palabra de Dios contradice esas mentiras con declaraciones teológicas y con ilustraciones de la vida real.
- A continuación vamos a meditar en el informe bíblico acerca de dos personas muy famosas en la revelación bíblica. Véase Génesis caps. 25 -36. Se trata de dos hermanos llamados Jacob y Esaú:
- Nacieron el mismo día (eran gemelos).
- Nacieron en la misma casa.
- Se formaron en el mismo vientre.
- Eran hijos de un mismo padre.
- Recibieron la misma educación.
- Se desarrollaron en el mismo ambiente hogareño.
- Crecieron en la misma geografía.
- Se formaron en la misma cultura.
- Y los dos recibieron la misma enseñanza espiritual y el ejemplo santo de sus piadosos padres.
- De acuerdo con las enseñanzas de los adivinadores modernos que profetizan la vida de los seres humanos a través de la observación de las estrellas, los dos hombres, Jacob y Esaú habrían tenida el mismo destino, pero ¿qué fue lo que realmente pasó? Observemos las diferencias radicales de estas dos personas.
- Esaú era inclinado a su papá
Jacob era inclinado a su mamá
- Esaú era dado a las aventuras
Jacob era inclinado a la vida hogareña
- Esaú era amante de la caza
Jacob era amante de la cocina
- Esaú era de gustos refinados
Jacob era de modales sencillos
- Esaú era un hombre de ética
Jacob era inclinado a hacer trampas
- Esaú era un hombre incrédulo y profano
Jacob era un hombre de fe
- Esaú se fue al infierno
Jacob se fue al cielo
¿Qué hizo la diferencia entre estas dos personas? ¿Los astros? ¿Las señales de los cielos? ¿El destino? ¡NO! ¡Mil veces no!
La diferencia entre esas dos vidas las hizo la fe como respuesta a la palabra de Dios.
Ningún hijo de Dios creyente en Jesucristo debe perder el sueño por las tonteras que dicen los hijos del Diablo con sus supuestas predicciones.
Preste atención a II Pedro 1:19 donde leemos que el pueblo de Dios tiene la Biblia a cuyos testimonios debemos prestar atención y vivir de acuerdo a sus mandamientos que vienen de nuestro Dios que conoce el futuro de cada persona. Favor de leer el Salmo 139.
II. No tengamos temor de los ídolos. (10: 3-5)
- Los ídolos no son personas, sino cosas (vs. 3,4).
- Los ídolos ni hacen bien ni mal (v. 5)
- Los ídolos serán objeto de vergüenza en el día del juicio (vs. 14-15)
Leemos en Isaias2:20: "Aquel día arrojará el hombre a los topos y murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro que le hicieron para que adorase".
El apóstol Pablo dice que un ídolo nada es, pero que Satanás los usa para manipular la religiosidad popular de las personas que no quieren obedecer el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
III. No tengamos temor del Diablo (v. 5)
Como dijimos en el párrafo anterior, el diablo usa los ídolos para infundir terror en las almas incautas, pero también el diablo usa miles de estrategias y recursos malignos para infundir temor, pero el apóstol Juan dice que mayor es nuestro Dios que reina desde los cielos que el diablo que opera aquí en la tierra. ¿A quién, pues, debemos tenerle temor?
IV. Jehová Dios debe ser nuestro temor (vs. 6:16)
¿Cuáles son algunas de las razones del por qué Jehová debe ser nuestro temor no el diablo, ni los ídolos ni las estrellas?
- Jehová es nuestro Rey eterno y todopoderoso (v. 10).
- Jehová es el creador de cielos y tierra (vs. 11-13).
- Jehová hace sabio al sencillo mientras que los ídolos hacen tonto al adorador (v. 8) y además de tonto, bruto (v. 14). O como dice el apóstol Pablo en Romanos Cáp. 1 que los hombres profesando ser sabios se hicieron tontos.
Conclusión:
Estimado lector, no le tenga temor al diablo, ni a los ídolos, ni a lo que anuncien los seudo profetas ni a ningún demonio. Usted tenga temor reverente al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo en cuyas poderosas manos está seguro el destino de cada hombre y mujer que cree en el Señor.
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