Toda la doctrina del purgatorio desconoce y niega el poder reconciliador de la Sangre de Cristo.
"Al cual Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su justicia..." (Rom. 3:25).
EstarÃa realmente en contra de la justicia de Dios, si El dirÃa: olvidado pasémoslo por alto, pero El ha provisto un medio de reconciliación, un medio para pagar nuestra culpa: la Sangre de Jesucristo.
Este medio reconciliador está puesto por Dios a nuestra disposición, de pura gracia, por su amor infinito al hombre perdido.. Solo tenemos que aceptarlo en fe. Es un de gracia incomprensible, que por la fe podemos abrazar al Señor Jesús como nuestro Redentor. "Al que nos amo, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre... sea gloria e imperio" (Apoc. 1:5) "La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado", (1ª. Juan 1:7).
La Sangre de Jesús nos limpia y no la penitencia que nosotros podrÃamos hacer. En 1ª. Jn. 1:9 leemos: "Si confesamos nuestros pecados (no si hacemos penitencia), El es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad". Si Dios ha propuesto a la sangre de Jesús como propiciación de nuestros pecados, creo que el hombre es muy altivo si él mismo quiere pagar sus pecados. Si la sangre de Cristo limpia el pecado, ¿cómo puede Dios, luego de mi muerte, exigir penitencia en un purgatorio? Esto es negar la perfecta obra de salvación de Cristo Jesús.
Se debe exclamar a toda voz, garganta y plumón, que el purgatorio es un invento malicioso de Satanás, que hace vana la Cruz de Cristo, que deshonra La misericordia de Dios, que hace titubear nuestra fe. Porque ¿Qué es para ellos el purgatorio, sino un precio por los pecados, que luego de la muerte es pagada por las almas del difunto? De tal modo que, desechando la idea de tener que pagar el pecado, se desecha el purgatorio. Si la sangre de Cristo es la única paga, propiciación y purificación de los pecados de los creyentes, ¿qué otra cosa queda, que decir que el purgatorio es una pura y horrenda blasfemia contra Cristo? (Inst. Calvino III,V,6).
Creo que es bueno recordar como aquel ladrón al lado de Cristo recibió perdón en la cruz. ¿Fue por las buenas obras o por sus penitencias? ¿Fue pro arrepentimiento? No, ni siquiera por arrepentimiento. Está claro, que el arrepentimiento es necesario, pero no es suficiente. También Judas se ha arrepentido. La Biblia dice que tuvo arrepentimiento viendo que Jesús era condenado. (Mat. 17:3) Y sin embargo, este arrepentimiento no le trajo la salvación; al contrario, en desesperación se ahorcó. ¿Por qué? Porque no halló el camino hacia la fe. El malhechor crucificado con Cristo no sólo tuvo arrepentimiento, sino también fe. Confesó su pecado, y confesó su fe en el poder reconciliador de la sangre de Jesús.
"Acuérdate de mi cuando vinieres en tu reino" (Luc. 23:42).
Y ¿qué le contesta Jesús? Ha dicho: Está bien, hijo mÃo, tus pecados te son perdonados; te acogerá conmigo en el paraÃso; pero has de comprender que esto sin más no es posible, un hombre con un pasado como el tuyo primero tendrá que hacer penitencia por mucho tiempo. No, Jesús dice estas palabras hermosas y salvadoras: "De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraÃso". (Luc. 23:43).
El Señor perdona plenamente. Si alguien dice, que sin embargo necesita hacer penitencia por sus pecados, ofende a Dios, porque asà se niega a aceptar la propiciación que Dios ha propuesto, y en su altivez cree que él mismo debe pagar.
El hombre no puede salvarse a sà mismo
La Palabra de Dios nos enseña claramente que el hombre es totalmente incapaz de salvarse a sà mismo. Nosotros mismos no podemos pagar nuestras culpas de pecado. De ninguna manera. Cada dÃa aumentamos nuestra culpa. "He aquà que en sus santos no confÃa, y ni los cielos son limpios delante de sus ojos; ¿Cuánto menos el hombre abominable y vil, que bebe la iniquidad como agua?" (Job. 15,16).
"Señor si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?" (Salmo 130:3).
De ningún modo podemos pagar nuestra propia culpa. Cuán humillante es esta verdad, cuán humillante es también tener que reconocer que nuestra culpa crece dÃa a dÃa. No podemos hacer otra cosa que bajar la cabeza vergonzosamente, reconociendo que hay ser alguno que pueda llevar la carga de la ira de Dios sobre el pecado.
"Siendo justificados gratuitamente por su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús" (Rom. 3:24). Nuestra salvación es solo obra de Dios, por gracia, por fe, y no de vosotros mismos.
"Más cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres. No por obras de justicia que nosotros habÃamos hecho, más por su misericordia nos salvo, por el lavacro de la regeneración, y de la renovación del EspÃritu Santo. El cual derramo en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro salvador. Para que justificados por su gracia, seamos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna". (Tito 3:4)7).
Cuando Pablo habla de la justicia d Dios se refiere a la justicia que Jesucristo obró para nosotros, en nuestro lugar, y que nos es imputado solamente por la fe.
En ningún lugar de la Biblia se habla de ninguna justicia que nosotros tendrÃamos que producir para aplacar Su ira y ser salvos. No hay otra esperanza para el hombre que la bondad de Dios, que perdona nuestros pecados y nos justifica.
¡Son los frutos de la plena y libre gracia!
La Biblia no deja lugar para conjeturas humanas sobre un purgatorio. La fe en la obra consumada de Cristo Jesús hace innecesarios a todos los sistemas humanos de penitencia.
"Más ya sois lavados, más ya sois santificados, más ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el EspÃritu de nuestro Dios", (1ª.Cor. 6:11)
¿Tiene Roma una base bÃblica para la doctrina del purgatorio?
La iglesia Católica Romana recurre a tres pasajes bÃblica para justificar su teorÃa del purgatorio. Los he de tratar brevemente.
1. Del libro segundos de los Macabeos, cap.12,vrs.43-45.
"El noble Judas exhortó al pueblo mantenerse libre de pecados; con sus propios ojos habÃan podido ver las consecuencias del pecado entre los caÃdos. Luego hizo una colecta entre sus soldados que produjo dos mil dracmas de plata.
Envió este dinero a Jerusalén como sacrificio por el pecado esto fue un hecho bueno y noble inspirado por el pensar en la resurrección. Porque si el no hubiese esperado que los caÃdos resucitarÃan, hubiese sido inútil y necio rezar por los muertos. Además pensaba que para aquellos que morÃan en santidad, habÃa una recompensa hermosa; esto es realmente un pensamiento santo.
Por eso ordeno hacer sacrificios por los difuntos, para que ellos fuesen absueltos de sus pecados".
Esta porción es tomada de un libro apócrifo; según Roma se llama deuterocanónico lo cual significa que pertenece al segundo canon. Roma distingue bien entre en canon Hebraico y los agregados de la Septuaginta.
Jerónimo, un Padre de la iglesia que vivió alrededor del año del 345 al 420 declaró entre otras cosas que "este libro no debe considerarse como Sagrada Escritura y por lo tanto no puede servir como prueba de dogma alguno".
Los libros canónicos son de origen divino, inspirados por el EspÃritu Santo.
Los libros apócrifos, entre los cuales se hallan los libros de los macabeos no son de origen divino, son fruto de obra humana.
Jesucristo muchas veces a invocado los libros canónicos del A.T. mientras todo en el N.T. no se cita ni siquiera un solo texto de los libros apócrifos es para mi incomprensible que Roma en concilio de Trento haya anatomizado a todo aquel que se atreve a dudar de la canonicidad de los libros apócrifos, mientras que estos contienen cosas que contradicen a la Palabra de Dios, y ni una sola vez mencionan la salvación por Jesucristo. También llama la atención que los apócrifos han surgido en una época cuando el cánon del A.T. ya se habÃa cerrado. En la Biblia Hebraica no habÃa lugar para los apócrifos. Dios encomendó a los JudÃos el guardar su palabra; "la Palabra de Dios les ha sido confiada", dice Pablo en Romanos 3:2. Por eso la iglesia no tiene el derecho de determinar cuales libros pertenecen o no al cánon de las Sagradas Escrituras.
Es un invento vano que la iglesia tiene el poder de juzgar sobre las escrituras de tal modo que la seguridad de las Escrituras dependerÃa de su voluntad.
(Inst. I, VIII, 3)
El pasaje de los Macabeos no puede usarse como prueba del dogma del purgatorio que enseña rezar por los que se hayan en el purgatorio. Porque asà enseña Roma, en el purgatorio se encuentran las almas que han muerto en estado de gracia... mientras que en el pasaje de los Macabeos se trata de soldados que habÃan muerto en el pecado de la idolatrÃa, y por lo tanto no se hallaban en el estado de gracia que se exige.
Además se trata en 2do. Mac. 12:45 de perdón de pecados luego de la muerte, mientras la iglesia Católica Romana justamente enseña que en el purgatorio no se pueden pagar pecados, sino solo los castigos por el pecado. En cuanto a esto, Calvino nos enseña lo siguiente:
Lo que ellos sacan de la historia de los Macabeos no quiero tratar, porque no quiero que se crea que se considero a este libro como perteneciendo a los libros santos. Pero, AgustÃn dirÃa, lo acepto como canónico. Pero, ¿con qué convicción los JudÃos tienen el espÃritu de los macabeos, dice el, pero no como tienen a la Ley, los profetas o los Salmos, a los cuales el Señor llamo testigos suyos diciendo: "que es necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de Mi en la ley de Moisés, en lo profetas y en los Salmos", (Luc. 24:44); pero la iglesia no en vano lo ha aceptado si es leÃdo o oÃdo con modestia..., (Inst. III, V, 8).
2. Mateo 12:32 "y cualquiera que hablara contra el Hijo del hombre le será perdonado; más cualquiera que hablare contra el E.S. no le será perdonado ni en este siglo ni en el venidero".
En este pasaje leemos sobre el pecar contra EspÃritu Santo, lo cual ni en este tiempo ni en el futuro ha de ser perdonado. Esto significa claramente que el pecado contra el EspÃritu Santo jamás ha de ser perdonado, tampoco en el tiempo venidero.
¿Qué es el tiempo venidero? Es el tiempo luego del juicio del mundo y la resurrección de los muertos. Y como Roma enseña que el purgatorio deja de existir luego del juicio final, no puede basarse en este pasaje bÃblico.
Una más cito a Calvino:
Es necesario quitar de sus manos los textos bÃblicos que ellos falsamente y erróneamente citan. Ellos dicen que cuando el Señor afirma que el pecado contra el EspÃritu Santo, no será perdonado ni en este siglo ni en el venidero al mismo tiempo da a conoce con esto, que para algunos pecados si hay perdón en el siglo venidero. Pero, ¿quién no ha de ver que el Señor habla aquà de la culpa de pecado? Inst. III, V-7.
Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; la obra de cada uno será manifestada: porque el dÃa la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cual sea el fuego hará la prueba. Si permaneciere la obra de alguno que sobre edifico recibirá recompensa. Si la obra de alguno fuere quemada será perdida: el empero será salvo, más asà como por fuego.
Estas palabras de Pablo no se refieren aún asà llamado estado intermedio, sino a la que ha de acontecer en aquel dÃa, esto quiere decir en el dÃa del juicio, cuando como ya se ha dicho anteriormente el purgatorio pertenecerÃa al pasado.
Creo que Calvino ha entendido bien este pasaje, cuando enseña:
En primer lugar vemos que el Apóstol habló figurativamente cuando llamo madera, heno y hojarasca a las enseñanzas inventadas por cabezas humanas.
La razón de este lenguaje figurado esta clara: asà como la madera al entrar en contacto con el fuego es consumada y desaparece, igualmente esas enseñanzas no podrán durar al ser probadas. Además he sabido por todos que una tal prueba es hecha por el EspÃritu de Dios... (Inst. III, V, 9).
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